Estos datos se han dado a conocer en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que reúne en Chicago (EEUU) a más de 30.000 especialistas en cáncer de todo el mundo.

El autor principal del estudio, el oncólogo infantil del Hospital de Investigación St Jude de Chicago Gregory T. Armstrong, expuso un análisis de 34.000 casos a partir de los cuales se constató una mejora de la tasa de mortalidad lograda en las últimas tres décadas. A los 15 años del diagnóstico, la tasa de mortalidad se redujo de un 12,4% a un 6% por los avances en el cuidado de los pequeños.

Esas modificaciones disminuyeron el riesgo de mortalidad causada por los efectos posteriores del tratamiento oncológico pediátrico, así como la de nuevos brotes o enfermedades cardíacas o pulmonares. 

"La modernización de la terapia oncológica probablemente ha sido el factor más importante en el aumento de la longevidad, pero también lo ha sido el diagnóstico, detección precoz y tratamiento de efectos posteriores, entre ellos la aparición de nuevos tipos de cáncer y de patologías cardíacas", dijo Armstrong. Y es que la tasa de curación ha avanzado de manera paralela a la reducción en el número de muertes causadas por las complicaciones en el tratamiento.

"Ahora no sólo ayudamos a los niños a sobrevivir el cáncer primario, sino que también hemos extendido su supervivencia al reducir la toxicidad general del tratamiento", detalló el oncólogo.

Además de los efectos secundarios, otro de los problemas que se entrometen en la lucha contra el cáncer infantil es que la mayoría de los nuevos fármacos que han desembarcado para tratar a los adultos no ha llegado a los niños.