Este nuevo estudio ha demostrado que los pacientes que sufren Parkinson, y que recibieron este medicamento para tratar esta enfermedad, tuvieron menos síntomas, o los disminuyeron, lo que podría utilizarse, también, contra esta dolencia.

El Parkinson es una enfermedad que afecta a 7 millones de personas en todo el mundo y un 70% de las personas que padecen esta enfermedad, se caerá al menos una vez al año, con más de un tercio que experimentarán caídas en varias ocasiones, lo que provocará fracturas, huesos rotos así como ingresos hospitalarios. 

"Con la degeneración de las células nerviosas productoras de dopamina, las personas con Parkinson a menudo tienen problemas con la inestabilidad al caminar. Como parte del trastorno, también presentan niveles más bajos de acetilcolina, una sustancia química que nos ayuda a concentrarnos, haciendo muy díficil prestar atención al caminar", explica la investigadora principal del estudio, Emily Henderson, de 'Parkinson's UK Research'.

Por eso, Emily Henderson y su equipo de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, estudiaron a 130 personas que se habían caído en el último año y les dieron a la mitad del grupo pastillas de de rivastigmina y a la otra mitad, un placebo durante un periodo de ocho meses.

"Las personas afectadas por el Parkinson, sus cuidadores y profesionales de salud y asistentes sociales dicen que la prevención de caídas y mejorar el equilibrio es la mayor necesidad insatisfecha de las personas que viven con la enfermedad, aparte de encontrar una cura", destaca Arthur Roach, director de Investigación de Parkinson de Reino Unido, que financió el estudio.

"Este ensayo muestra que puede haber medicamentos ya disponibles, que se utilizan para otros fines, que pueden probarse para ayudar a tratar el Parkinson. Esto nos lleva un paso más cerca de mejorar la calidad de vida y la búsqueda de mejores tratamientos para las personas con Parkinson", adelanta Roach.