Se trata de el Iocus coeruleus que es una pequeña parte azulada del tronco cerebral que libera norepinefrina, el neurotransmisor responsable de la regulación de la frecuencia cardiaca, la atención, la memoria y la cognición. Sus células o neuronas envían ramificaciones como los axones a través de gran parte del cerebro y ayudan a regular la actividad de los vasos sanguíneos.

Su alta interconexión puede hacerlo más susceptible a los efectos de las toxinas e infecciones en comparación con otras regiones del cerebro, subraya la autora principal de este análisis, Mara Mather, profesora de Gerontología y Psicología de la Escuela de Gerontología de la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos.   

La experta ha explicado que el locus cerúleo es la primera región del cerebro en mostrar la patología tau, las marañas de proteína de lenta expansión que posteriormente pueden convertirse en signos de propagación de la enfermedad de Alzheimer.

Aunque no todo el mundo desarrollará Alzheimer, los resultados de las autopsias indican que la mayoría de las personas presentan indicios de patología tau en el locus cerúleo en la edad adulta temprana ha añadido.

Estudios realizados con ratas y ratones han demostrado que la norepinefrina ayuda a proteger las neuronas de factores que matan las células y aceleran la enfermedad de Alzheimer, como la inflamación y la estimulación excesiva de otros neurotransmisores.