El estudio, dirigido por la neurooncóloga Michelle Monje de la Universidad de Stanford (EEUU), señala que, dado que las células cancerosas dependen de las sanas que las rodean para su sustento, los tumores desvían los vasos sanguíneos para alimentarse, segregan los productos químicos que luchan contra las respuestas inmunes, e incluso reclutan y manipulan neuronas en su propio beneficio.

"No hay ninguna parte del cuerpo que no esté bien comunicada por estímulos nerviosos. El sistema nervioso es un árbol que llega a todos los aspectos de cada tejido y contribuye de manera importante a su desarrollo", aseguró Monje en esta revisión de cómo los tumores explotan la señal neuronal.

Los tratamientos contra el cáncer a menudo se dirigen a los tumores cortando los vasos sanguíneos y otras rutas de suministro de nutrientes, por lo que este estudio se ha centrado en saber si es posible dirigir los nervios a través de terapias análogas o simplemente bloqueando factores de crecimiento neuronal segregados.

"Es sólo un primer paso, pero aumenta la posibilidad de tratar los cánceres atacando los nervios cercanos", dice Monje. "Las semillas no tienden a crecer en el aire, tienen que estar en el suelo idóneo. Los cánceres son muy parecidos, tienen que estar en el microambiente correcto. Las células nerviosas y los productos químicos que segregan pueden ayudar mucho a que las células cancerosas se sientan como en casa

La investigadora se  interesó,  por primera vez, en el papel de las neuronas que sustentaban los tumores mientras trabajaba en el glioma infantil, un cáncer que afecta a los precursores de las células gliales en el cerebro en desarrollo.