La audición es la vía habitual para adquirir el lenguaje, uno de los más importantes atributos humanos. La pérdida de audición se manifiesta en diversas formas, la mayoría de los cuales pueden ser parcialmente restauradas a través de audífonos e implantes cocleares. Sin embargo, esos dispositivos no pueden ayudar a una pequeña población de personas que no tienen cóclea o el nervio del oído, personas que son incapaces de percibir el sonido.

Un equipo de expertos en audición y comunicación liderado por la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California (USC), en Estados Unidos, está rompiendo las barreras de audición con las que se encuentran los niños que nacen sin nervio auditivo en un ensayo clínico apoyado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Lanzado en marzo de 2014, el estudio de tres años ha colocado con éxito un implante auditivo en el tronco cerebral (ABI, por sus siglas en inglés) de cuatro niños que antes no podían oír. El equipo de investigación presentará los resultados preliminares este sábado en el marco de la reunión anual 2015 de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS, por sus siglas en inglés), que se celebra en San José, California.

"La activación inicial del implante en el tronco cerebral es como un recién nacido llegando al mundo y escuchando por primera vez, lo que significa que estos niños necesitarán tiempo para aprender a interpretar lo que están sintiendo a través del dispositivo como 'sonido'", explica la colíder del estudio Laurie Eisenberg, de la Escuela de Medicina Keck de la USC y profesora de Otorrinolaringología".

"Todos nuestros participantes en el estudio cuyos implantes se han activado avanzan a las velocidades esperadas o mejores. Somos optimistas de que, con una formación intensiva y apoyo a la familia, estos niños eventualmente serán capaces de hablar por teléfono", añade esta experta.

Los científicos creen que implante auditivo en el tronco cerebral sería más eficaz en los niños más pequeños, cuando sus cerebros son más adaptables. El ensayo clínico pretende demostrar que la cirugía es segura en niños pequeños y permitirá a los investigadores estudiar cómo el cerebro se desarrolla a través del tiempo y cómo se aprende a escuchar el sonido y desarrollar el habla.