Los resultados de este nuevo estudio se han publicado en la revista 'Nature' en un trabajo liderado por Juan Carlos Izpisúa-Belmonte, del Instituto Salk (California), y en el que, entre otros, participan investigadores de la Clínica Cemtro de Madrid, el Hospital Clínic de Barcelona y la Universidad Católica de Murcia.

Los investigadores han identificado unas condiciones de cultivo que permiten el desarrollo de un nuevo tipo especial de célula madre, con una gran capacidad de proliferación y que modificada con una serie de factores de crecimiento se puede implantar en un embrión de otra especie (en este caso ratón(, acoplarse y desarrollar una estructura humana en este embrión.

El objetivo, reemplazar aquellas células, tejidos u órganos que se pudieran ver dañados por enfermedades como la diabetes, las insuficiencias hepáticas y cardíacas o la enfermedad renal.

La investigación con células madre ofrece la posibilidad de revolucionar la medicina y durante las últimas décadas grupos de todo el mundo han tratado de desarrollar estrategias que les permitan generar células, tejidos y órganos a partir de las mismas.

Sin embargo, y a pesar del gran progreso, ha explicado Izpisúa, hasta el momento ninguna de las terapias basadas en las células madre humanas pluripotentes han podido ser trasladadas de la práctica experimental a la clínica debido a diversos inconvenientes.

Entre ellos, que las células diferenciadas conseguidas en el laboratorio son inmaduras y por tanto no adecuadas para el trasplante.

Desde el laboratorio de Izpisúa en California se plantearon si era posible insertar células madre humanas en un embrión en desarrollo y si este tipo de células insertadas podrían sobrevivir y diferenciarse adecuadamente dentro de un embrión animal no humano.

Nuestro estudio, ha continuado Izpisúa,"nos ha permitido capturar un nuevo tipo de célula madre en diversas especies, incluida la humana, que tiene una clara propiedad espacio-temporal que permite su reinserción en un embrión en desarrollo".

En este trabajo se describe un enfoque diferente al centrarse en la ubicación en vez de en el momento de la incorporación de las células humanas en el embrión temprano de ratón.
Estas células se caracterizan, por lo tanto, por su localización en el embrión, es decir, que son específicas de una zona en concreto.

Pedro Guillén (también autor), de la Clínica Cemtro, ha subrayado que este trabajo ofrece el mensaje de que la célula puede convertirse en un "medicamento, una oportunidad terapéutica".

Por su parte, Jerónimo Lajara, de la universidad murciana, ha explicado que este estudio "sienta la bases de la posibilidad futura de tener órganos a demanda con la genética del receptor".

Por último, el director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, ha opinado que el estudio publicado en 'Nature' por Izpisúa-Belmonte es un trabajo "fuera de serie" y, cuando sea una realidad, será "importantísimo", porque en trasplantes la demanda siempre es superior a la oferta.

Para Matesanz, esta línea de investigación es "hoy por hoy la más prometedora" que se ha desarrollado para crear futuros órganos artificiales, porque “serviría además para todo tipo de órganos".