Antes de que una molécula se convierta en un medicamento para ser vendido en las farmacias pasa por diferentes fases: de los ensayos experimentales en el laboratorio y con modelos animales llega a la clínica, donde el medicamento debe pasar por tres fases de ensayos clínicos para comprobar su efecto, la seguridad, la dosis, etc.

De hecho, el tiempo que tarda un fármaco en llegar al mercado puede estar entre los 10 y 15 años. Sin embargo, muchos se quedan por el camino, ya que los éxitos en el laboratorio no se pueden replicar en la clínica.

Por todo ello, un grupo de científicos, entre ellos varios españoles del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (CSIC) afiliados al Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), ha propuesto un paso intermedio y ha comprobado su viabilidad: un ensayo preclínico en modelos animales.

Se trata de pruebas similares a las que se hacen con pacientes, también con doble ciego, randomizadas y multicéntricas, ha explicado a Efe Anna María Planas, una de las firmantes del artículo en el que se detalla el proceso en la revista Science Translational Medicine.

Para demostrarlo, los investigadores, liderados por Arthur Liesz, de la Universidad de Múnich, escogieron un fármaco (un anticuerpo contra la molécula CD49d) que se usa para esclerosis múltiple y que está siendo estudiado para tratar el ictus isquémico (accidente cerebrovascular).

Los investigadores utilizaron para este ensayo preclínico 315 ratones, a los que dividieron en dos modelos: uno con ictus isquémico grave y otro con un daño menor.
Los animales se distribuyeron aleatoriamente para recibir o bien el fármaco o el placebo y el tratamiento se administró en modo ciego.

Los científicos concluyeron que a los animales con mayor daño cerebral causado por el ictus el fármaco no les hizo efecto.

"Los resultados sugieren que el éxito del tratamiento puede depender del tipo y la gravedad del ictus isquémico, lo que podría servir para diseñar futuros ensayos clínicos", según una nota de prensa de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.

En definitiva, este trabajo demuestra la viabilidad de los ensayos preclínicos en ratones y proporciona una hoja de ruta para futuros ensayos, en cualquier patología, según esta científica.