El periodo puerta-balón es el tiempo desde que un paciente de un ataque al corazón llega al hospital  hasta que se le realiza una intervención coronaria percutánea para restaurar el flujo sanguíneo. 

Las directrices conjuntas del Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón establecen que los hospitales que tratan a pacientes con elevación del segmento ST infarto de miocardio  con intervención coronaria percutánea de emergencia deben hacerla dentro de los 90 minutos o menos de su llegada al hospital.

El Colegio Americano de Cardiología puso en marcha la Alianza puerta-balón (D2B) en 2006 para reducir el tiempo en el que los pacientes con  este tipo de patología reciben intervención coronaria percutánea en los hospitales de Estados Unidos.

En aproximadamente el 90% de los casos de intervención coronaria percutánea, el flujo sanguíneo se restablece en la superficie del corazón, pero en alrededor de un tercio de los pacientes, el flujo sanguíneo no se restaura al músculo del corazón, según explica este estudio.

Los investigadores de este estudio compararon el impacto del tiempo transcurrido entre los síntomas de ataques de corazón hasta el inicio de puerta-balón y puerta-balón en la función del músculo cardiaco.

Así, revisaron reducir el tiempo de atención tras un infarto y para ello, revisaron los registros de 2.056 pacientes en un ensayo que comparó a los pacientes con síntomas hasta el inicio de puerta-balón en tres categorías: dos horas e inferior; entre más de dos horas y cuatro horas y más de cuatro horas.

Los pacientes en el estudio que en los que transcurrió entre dos a cuatro horas o más, a partir de la aparición de los síntomas, hasta que son tratados con una angioplastia con balón para restablecer el flujo sanguíneo al corazón eran menos propensos a tener el flujo de sangre totalmente restaurado en el corazón y era más probable que murieran dentro de los tres años que los pacientes tratados con mayor rapidez.