Desde hace mucho tiempo se sabe que el cerebro está protegido por capilares que forman una barrera, lo que se convierte en un freno para hacer llegar fármacos prometedores para tratar enfermedades del sistema nervioso central.

Se trata de un gran número de enfermedades que podrían beneficiarse de este vehículo-lanzadera en forma de veneno de abeja probado en el IRB van desde el Alzheimer, tumores cerebrales, esquizofrenia, infartos cerebrales, epilepsia y demencia a varios tipos de ataxias.

Uno de los investigadores ha explicado que la barrera hematoencefálica está constituida por centenares de capilares que puestos unos tras otros medirían 600 kilómetros.
"Hoy ya hemos avanzado lo suficiente como para que se hagan los primeros ensayos clínicos con vehículos lanzadera que superan la barrera, la responsable de la baja tasa de éxito en nuevas terapias", ha añadido Giralt.

Un grupo de 20 científicos expertos en química médica, biología básica y medicina de universidades, centros de investigación, hospitales y empresas biotecnológicas compartirán los avances con 150 participantes seleccionados para asistir.