El estudio ha analizado los sesgos que influyen en la comunicación científica, ha analizado aspectos éticos del diálogo entre la ciencia y la sociedad, y ha repasado casos de éxito y fracaso en la comunicación, además de ofrecer recomendaciones a los agentes que intervienen.

El informe se ha presentado este 31 de mayo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona y ha sido coordinado por María Casado (OBD-UB) y Pere Puigdomènech Rosell (OBD-CSIC).

El documento ha partido de que “en los últimos años se está replanteando la gobernanza de la ciencia y la innovación con el fin de dirigirse hacia un modelo abierto e inclusivo en el que los diferentes actores puedan participar”.

Esto es especialmente relevante porque la investigación científica se alimenta en gran parte de fondos de origen público y, por tanto, la sociedad tiene derecho de exigir el acceso a este conocimiento.

Los autores del documento explican que el diálogo entre ciencia y sociedad es importante tanto por el interés de los resultados de las investigaciones científicas como por el impacto que pueden tener en ámbitos de la política, por ejemplo, en regulaciones que afecten el cambio climático, la seguridad alimentaria o la reproducción humana, entre otros temas.

El documento ha advertido de que no publicar investigaciones con resultados negativos para el investigador o para el promotor de la investigación puede tener consecuencias graves en la medida en que otros investigadores decidan estudiar las mismas hipótesis sin que puedan saber que ya han dado resultados negativos.

Disminución de los recursos públicos

El OBD recomienda que los resultados de la investigación se publiquen de manera abierta, que se refleje de forma transparente cualquier condicionante que pueda ser relevante a la hora de interpretar los resultados dejando de lado los conflictos de intereses y evitar difundir resultados de estudios poco rigurosos.

También pide que se evite crear falsas esperanzas o magnificar los resultados de manera publicitaria.

De la misma manera, el documento aconseja que la ciencia y sus contenidos más relevantes estén presentes en los diferentes niveles educativos, con especial atención a la formación esencial para aprender a interpretar tanto las noticias de los medios como la información en las redes sociales.