Así se desprende de los datos del último informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III, relativo a la semana del 29 de enero al 4 de febrero, que ha notificado 116 nuevas defunciones que se suman a las 356 registradas hasta la semana anterior.

Con estas cifras se ha superado ya el número de fallecimientos vinculados al virus registrados durante toda la temporada gripal anterior, cuando hubo un total de 421 muertes entre octubre de 2016 y mayo de 2017.

Pero si se revisa la mortalidad recopilada por el Carlos III en los informes de temporadas anteriores se observa cómo la temporada actual es ya la más letal de la última década, superando incluso la de la gripe pandémica A (H1N1) de 2009, que causó un total de 271 fallecimientos, según el último informe que publicó el Ministerio el 30 de diciembre de ese año.

Los autores del informe del Carlos III aseguran que en esta temporada se está produciendo un "exceso de mortalidad por encima de lo esperado" desde la última semana de 2017 y se concentra fundamentalmente en los mayores de 64 años, coincidiendo tanto con la fase de ascenso de la epidemia gripal, como con una ola de frío registrada en España en las últimas semanas.

Pese a este incremento de la mortalidad, la tasa de afectados está siendo ligeramente superior a la de los dos últimos años, ya que esta temporada el pico máximo de actividad registrado hace un par de semanas fue de 290 casos por cada 100.000 habitantes, frente a los 222 casos de la temporada 2016-2017 o los 210 de la temporada 2015-2016.

Entre las posibles causas, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) apunta al hecho de que la epidemia de este año en España se está caracterizando por un predominio del virus B, presente en hasta tres de cada cuatro casos analizados en laboratorio, y especialmente el del linaje Yamagata.