El acceso a estas terapias antivíricas de acción directa (AAD) está mejorando, pero según ha alertado Naciones Unidas con datos de 2015 que, de las 71 millones de personas infectadas por este virus, solo 14 millones estaban diagnosticadas y, únicamente se inició el tratamiento en 1,1 millones de pacientes.

De los que comenzaron el tratamiento, el 50% aproximadamente recibieron AAD, situándose el número de casos mundiales tratados en 2015 en 5,4 millones de personas.

Aseguran que todavía queda mucho por hacer para que estos progresos lleguen a todo el mundo. Señalan que, al mismo tiempo, los precios de estos fármacos sí que se han reducido en países de ingresos bajos gracias a la introducción de los fármacos genéricos.

Tratamientos como el telaprevir y boceprevir, que se administraban junto al interferón pegilado y la ribavirina, por los efectos adversos que provocan y porque no es seguro que curen.

Al margen de las medicaciones, la OMS ha recordado que este virus causa una infección aguda que no tiene síntomas y que, en raras ocasiones, se asocia a una enfermedad potencialmente mortal, incluso, según sus estimaciones, aproximadamente entre el 15 y el 45% de los infectados elimina el virus espontáneamente en seis meses y sin necesidad de tratamiento. Y el 55 y el 85% restante desarrolla una infección crónica, situándose el riesgo de cirrosis hepática a los 20 años.

Por lo general, esta enfermedad se transmite al consumir drogas inyectables y compartir las jeringuillas, también en entornos sanitarios cuando no se esteriliza adecuadamente el equipo médico, a través de transfusiones de sangre y productos sanguíneos sin analizar y por vía sexual, o también puede pasar de la madre infectada a su hijo, aunque es menos frecuente.

Para prevenir la infección, la OMS ha destacado la importancia de la higiene de las manos, incluida la preparación de las manos para la cirugía, el lavado de estas y el uso de guantes, además de un uso seguro y apropiado de inyecciones, la manipulación de estas, y la prestación de servicios integrales de reducción de daños a los consumidores de drogas inyectables.

Para las personas infectadas por el virus de la hepatitis C han aconsejado información y asesoramiento sobre las opciones de atención y tratamiento, vacunación contra las hepatitis A y B para prevenirlas y proteger el hígado.

Desde la OMS se pretende eliminar este problema de salud pública, o reducirlo en 2030 al 90%.