Los autores del artículo son: Àlvar Agustí, director del Insituto Clínic Respiratorio del Clínic, jefe del equipo Inflamación y reparación a las enfermedades respiratorias del IDIBAPS y miembro del CIBERES; Guillaume Noel, investigador del mismo equipo; Josep Brugada, cardiólogo del Clínic, jefe del equipo Arritmias, Resincronización e Imagen Cardiacas del IDIBAPS, profesor de la Universidad de Barcelona (UB) y miembro del comité de expertos de Constantes y Vitales; junto a Rosa Faner, investigadora del CIBERES en el IDIBAPS.

Los investigadores de este estudio, publicado en la revista Lancet Respiratory Medicine, evaluaron si una función pulmonar baja en adultos jóvenes se asociaba a una mayor prevalencia e incidencia precoz de enfermedades respiratorias, cardiovasculares o metabólicas.

Para ello utilizaron tres cohortes, o grupos de población general, con los datos clínicos, fisiológicos, biológicos y un seguimiento longitudinal de más de 15.000 personas en total. Tras analizar los datos vieron que entre un 5% y un 15% de los participantes, de entre 25 y 40 años, tenía una función pulmonar baja, medida a través de una espirometría.

Además, comprobaron que en este grupo había una mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

Por otro lado, los expertos han llegado a la conclusión que aquellas personas que tienen una función pulmonar baja tienen una mayor incidencia a sufrir EPOC. Hasta ahora se consideraba que en principal responsable en el desarrollo de la enfermedad era el tabaco pero, gracias a recientes estudios en los que han participado investigadores del Clínic-IDIBAPS, se ha podido comprobar que se deben tener también en cuenta factores de desarrollo pulmonar en los primeros años de vida.

"Que haya un desarrollo anormal de los pulmones en los primeros años de vida, puede indicar que otros órganos del cuerpo tampoco se han desarrollado correctamente", ha explicado el doctor Àlvar Agustí, uno de los autores principales de esta investigación.