Otros datos de interés son: el interés de las mujeres por la ciencia, que ha subido del 9,9% en 2014 al 13,7% en 2016. Esta cifra, unida al leve descenso del interés de los hombres, del 20,4% al 18,5%, hace que la brecha de género se haya reducido a la mitad en solo dos años (del 10,5 al 4,8%).

La encuesta, presentada por la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, y el director general de FECYT, José Ignacio Fernández Vera, revela también que el porcentaje de españoles que sigue la ciencia y la tecnología ha pasado del 6,9% en 2004 al 16,3% en 2016, lo que supone un incremento acumulado del 136%.

El interés por la ciencia y la tecnología sigue siendo mayor en los jóvenes, pues un 23,1% se declara atraído por estos temas. Sin embargo, el mayor aumento de la atención por la ciencia se produce esta vez en el tramo de edad de 45 a 65 años. 

En lo que se refiere a la atracción declarada por la ciencia y la tecnología cuando se pregunta expresamente sobre este tema, se mantiene en un 3,12 en una escala del 1 al 5. 
Un 40,22% de la población está ‘muy o bastante interesada’ en la ciencia (4 o 5 en la escala) frente a un 29,6% ‘poco o muy poco interesada’ (1 o 2 en la escala). De este porcentaje de españoles ‘con poco interés’, el 33,1% lo atribuye a que ‘no entiende la ciencia’. 

Por otro lado, respecto a la imagen que los ciudadanos tienen sobre la ciencia, un 54,4% afirma que ésta tiene más beneficios que que prejuicios frente a un 5,8% que opina lo contrario. 

Los científicos vuelven a ser, según esta encuesta, la segunda profesión más valorada con un 4,4 sobre 5 (subiendo respecto al 4,24 de 2012), solo por detrás de los médicos (4,55). A continuación se sitúan profesores (4,28) e ingenieros (4,14). 

Otro dato de interés es que los ciudadanos perciben un déficit en formación científica aunque desciende del 47,1% al 44,2% el porcentaje de los que consideran que su educación científica es baja o muy baja, que sigue siendo superior a los que la califican de normal (42,6%). 

Destaca que los jóvenes de 15 a 24 años perciben una mejor educación científica que la media, pues solo un 29,9% la califica de baja o muy baja, 14 puntos menos que la media. 
En cuanto a las políticas de apoyo a la ciencia y a la tecnología, las prioridades de gasto público se concentran en sanidad (85%) y educación (73%) seguidas de pensiones (53,7%) y desempleo (47,2%). 

Tras la vivienda (25,7%) se sitúa la ciencia y tecnología con un 19,2% de ciudadanos que la eligen entre sus cuatro prioridades de gasto público. Este porcentaje es superior entre los hombres de 15 a 24 años (28,9%),  entre los hombres de 25 a 34 años (26,3%) y entre las personas con estudios universitarios (30,7%).