En esta innovadora iniciativa han participado diferentes departamentos de bioquímica y biología molecular, comunicación y psicología social, psicología de la salud y enfermería comunitaria, medicina preventiva y salud pública e historia de la ciencia.

La idea de adiestrar a perros para conseguir que fueran capaces de detectar los ataques epilépticos surgió por parte de Carmen Carretón, profesora del departamento de Comunicación y Psicología Social de la Universidad de Alicante y presidenta de la Asociación de Epilepsia de esta provincia, cuando presenció cómo un perro, en proceso de adiestramiento, alertaba de tres crisis epilépticas en un niño con síndrome de West.

Tras este suceso, la profesora Carretón puso en marcha una investigación, revisando hasta 200 artículos relacionados, muchos de ellos internacionales. "Una vez revisada toda la literatura científica presenté el proyecto a la Universidad y se creó este equipo multidisciplinar para avanzar en su desarrollo", ha comentado, para explicar que, posteriormente, se procedió al adiestramiento de estos perros por profesionales cualificados, que reciben además la certificación por el organismo competente como 'perro de alerta médica de epilepsia'.

El proceso de adiestramiento, que dura aproximadamente un año, es individual para cada una de las familias. Durante este tiempo, cada perro va desarrollando un método diferente de detección: unos mordisquean o lamen al paciente y otros presentan comportamientos de desobediencia e irritabilidad, por lo que es importante conocer el comportamiento del perro y realizar un seguimiento, atendiendo al testimonio del familiar, que explica la evolución de la conducta del animal.

Además, esta herramienta de alerta, a través de la labor de perros adiestrados, está consiguiendo reducir aquellos síntomas que pueden describir un posible cuadro de ansiedad, estrés o depresión, no solo del afectado, sino también de su entorno más cercano.

"La imprevisibilidad de las crisis de epilepsia y sus consecuencias repercuten de forma importante en el entorno familiar, por lo que la detección precoz de las crisis repercute significativamente en la calidad de vida de estos pacientes y sus familiares", ha añadido la profesora Carretón.

La tercera fase de este proyecto ya se está desarrollando y se dirige a la hospitalización del paciente, acompañado de un animal certificado como 'perro de alerta médica' durante 24 horas en una sala de monitorización de Vídeo-EEG (Video electroencefalograma), en la que es posible no solo aplicar el método que va a seguir el proyecto, sino demostrar cómo el perro detecta la crisis antes de que comience.

La doctora, además, ha explicado que el objetivo de esta iniciativa es demostrar la eficacia de estos animales así como conseguir financiación que contribuya a darle continuidad al proyecto y hacerlo extensible a otras empresas de adiestramiento en otras localidades españolas para llegar al mayor número de pacientes posible.