Existen distintos tipos de infartos de miocardio; la mayoría de ellos se producen por la obstrucción de las arterias, lo que impide que el flujo sanguíneo pase, pero también existe el infarto sin obstrucciones ni daños arteriales, aunque solamente se dan entre un 5 y un 13%.

En el estudio, desarrollado por investigadores del Hospital de Getafe, se analizaron y observaron datos de 63 pacientes ingresados ese mismo hospital con Minoca, durante un periodo de tiempo de dos años. Los compararon con pacientes a los que se les había diagnosticado un infarto habitual, y registró información específica sobre aspectos sociales que modulan el estrés.

Los investigadores observaron que el 29% de los pacientes con infarto de miocardio sin lesiones obstructivas tenían una historia de enfermedad psiquiátrica, y casi el 80% reconocían una situación de estrés emocional previa al infarto. Además se vio que estos tendían a tener más dolor de cabeza crónico, en un 11,1% de los casos.

Sin embargo, en los pacientes con infarto de miocardio agudo y lesiones obstructivas se observó que solo tenían una historia psiquiátrica en apenas un 11% de los casos, y de estrés del 30%. El dolor de cabeza crónico se contempló en un 3,5% de estos.

Se cree que una de las causas que pueden explicar esto sería el aumento del tono adrenérgico que genera el estrés emocional, pero no está probado.

Por el momento, los investigadores prevén más estudios en este ámbito para saber cuál es el factor desencadenante en el estrés emocional hasta el punto de sufrir un infarto.