Los expertos de esta investigación basan sus conclusiones en un análisis realizado a 21.000 adultos que participaron en este estudio que analizaron el impacto de la dieta en la salud a largo plazo en 25.000 hombres y mujeres en Norfolk, Inglaterra, utilizando cuestionarios de frecuencia alimentaria y estilo de vida.

Los investigadores también llevaron a cabo una revisión sistemática de la evidencia internacional publicada disponible sobre la relación entre el chocolate y las enfermedades cardiovasculares, con la participación de casi 158.000 personas, incluidas las participantes en el estudio EPIC.    

Los participantes EPIC-Norfolk (9.214 hombres y 11.737 mujeres) fueron seguido durante una media de casi 12 años, durante los cuales 3.013 (14%) personas tuvieron un episodio de alguna de estas enfermedades.

Así, aproximadamente, uno de cada cinco (20%) de los participantes dijeron no comer ningún chocolate, pero entre los otros, el consumo diario promedio era de 7 gramos, con un pocos ingiriendo hasta 100 gramos.

Los niveles más altos de consumo se asociaron con los de menor edad y menor peso (IMC), relación cintura-cadera, presión arterial sistólica, proteínas inflamatorias, diabetes y actividad física más regular. Comer más chocolate también se vinculó con un mayor consumo de energía y una dieta que contiene más grasa y carbohidratos y menos proteínas y alcohol.

Los cálculos mostraron que en comparación con los que no comieron chocolate, el alto consumo se vinculó a un 11% menos de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y un riesgo un 25% más bajo de muerte asociado. 

También se relacionó con un riesgo un 9% menos de ingreso hospitalario o muerte como resultado de la enfermedad coronaria, después de tener en cuenta los factores dietéticos.