En una de las escenas la profesora dice a los alumnos que emitan menos CO2 y el que no obedece explota en una desagradable imagen en la que se ve como sus restos caen sobre los demás alumnos.

Lo mismo sucede con un jefe y sus empleados o un equipo de fútbol que trata de convencer al directivo. En todos el final es el mismo: quien pasa del tema ecológico, explota como una bomba.

La campaña se llama "Sin presiones" y pretende ser una parodia de lo que se conoce como "eco-fascismo", pero lejos de conseguir concienciar, sólo está cosechando críticas.