Miguel Araújo, el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC y también responsable del estudio, explica que la asimetría en la evolución de las tolerancias térmicas tiene "importantes implicaciones en cómo esperamos que las especies reaccionen a los cambios ambientales". Una menor tolerancia a la variabilidad climática implica, por tanto, que las especies de lugares cálidos tendrán más dificultades para afrontar y adaptarse a un posible aumento de las temperaturas derivado del cambio climático. Según Araújo, este efecto podría ser consecuencia de la propia evolución térmica del planeta que ha sido menor en las regiones tropicales que en las polares. 

Por otra parte, el estudio precisa que hay pocas evidencias de resistencia a temperaturas superiores a los cincuenta grados, lo que significa que podría haber una barrera físico-química estructural que dificulta el aumento de la tolerancia hacia ambientes aún más calurosos. El coautor del estudio el investigador del CSIC, Francisco Ferri, explica que hay "límites que impiden la adaptación de los organismos a incrementos de temperatura por encima de un determinado umbral".

Este estudio sobre las bases fisiológicas y las diferencias entre especies a la hora de responder a las presiones ambientales servirá para "construir una base sólida" útil para predecir "la probabilidad de éxito o fracaso de los organismos, poblaciones y especies, entre las que se incluyen los humanos y sus cultivos, para hacer frente al cambio climático", asegura Araújo.