Los concentrados, convocados por asociaciones ecologistas, sindicatos y organizaciones sociales, desplegaron unas enormes aspas amarillas con un círculo negro en el centro, el símbolo nuclear, en la plaza madrileña del museo de arte contemporáneo Reina Sofía.

Otro grupo sujetó una pancarta en la que se podía leer "No a las nucleares", mientras los asistentes corearon consignas como "nucleares no, gracias" o "nucleares, ni aquí ni en Japón" y clavaron barras de incienso en un gran mapamundi, en los lugares donde hay centrales.

La protesta de este domingo sigue a las llevadas a cabo el pasado jueves en toda España para reclamar el fin de la energía nuclear y el cierre de las seis centrales españolas.

Esta mañana, el ministro de Industria Miguel Sebastián ha condicionado el cierre de Garoña, previsto para 2013, a las pruebas de seguridad en la central.

Greenpeace lleva cuarenta años pidiendo a los líderes mundiales que acaben de una vez por todas con esta energía que, además de cara, es muy peligrosa, como se ha demostrado en el país asíatico.

El Gobierno español, que también intenta reducir la  dependencia del petróleo, ha decidido prorrogar la vida de varias de sus centrales. En 2009, el Ejecutivo prolongó hasta 2013 la actividad de Garoña (Burgos), la central más antigua del país, en servicio desde 1971. El 10 de marzo, la víspera del sismo en Japón, el Gobierno autorizó prolongar la explotación por diez años de la central de Cofrentes (Valencia).