En los últimos días, ha tenido lugar un nuevo caso de los denominados 'suicidios caninos'. Un galgo pedía socorro desde la ventana de un piso en la barrio madrileño de Aluche ante la mirada de los vecinos, que no podían hacer nada salvo llamar a la policía. Tras unos minutos, el perro se lanzaba al vacío y acababa falleciendo. Este perro había sufrido maltratos con anterioridad.

Pero esto no es un caso aislado. Hace unos meses, un perro saltó del balcón en el que sus dueños le habían abandonado. Esta vez, un toldo consiguió salvar su vida.

Los incidentes de este tipo han aumentado en los últimos meses y ya en septiembre la Fiscalía General de Medio Ambiente pedía su investigación a la Policía Municipal de Madrid en un escrito. Ahora, intentan vislumbrar si se trata de un nuevo 'modos operandi' para ocultar malos tratos bajo aparentes suicidios.

Estos hechos, a los que la Fiscalía ha denominado 'suicidios caninos', son en realidad producidos por el instinto del propio animal a escapar de alguna situación extrema como hambre, sed, calor, o por sufrir un alto nivel de ansiedad o estrés.

Los expertos afirman que las mascotas pueden deprimirse al igual que los humanos por estados de conflicto emocional o ansiedad. Algunas de las razones que provocan este estado son los malos tratos a los que les someten algunos dueños o su abandono sin comida ni agua.

Desde las asociaciones de animales aconsejan pensar con detenimiento antes de comprar o adoptar una mascota porque hay que asumir ciertas obligaciones que varían dependiendo del animal.