Pulpos, estrellas de mar, bancos de peces y multitud de diferentes especies marinas han ocupado ya el arrecife artificial de la playa Malvarrosa de Valencia, la primera instalación deportiva subacuática que realiza funciones de conservación de la biodiversidad y de atracción de turistas.

Este arrecife artificial es la primera fase del Proyecto Arrecifes Valencia, liderado por la Fundación Deportiva Municipal (FDM). Los primeros resultados "constatan su importancia como prototipo experimental enfocado a la estabilidad litoral para frenar la degradación de la playa, capaz de crear nuevos puntos de vida con la aparición de flora y fauna en espacios donde solo existen bancos de arena", según ha explicado Natividad Domingo, la directora del proyecto y técnico de FDM.

El arrecife está formado por tres módulos de doce metros cuadrados de base y 1,80 metros de altura diseñados por el Instituto de Ciencia y Tecnología del Hormigón de la Universidad Politécnica de Valencia. Las piezas simulan la cubierta del Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia para favorecer el turismo de submarinismo y hacerlo atractivo para el practicante.

El objetivo principal del proyecto es averiguar si tiene un efecto positivo o negativo sobre la costa y, en caso de ser positivo, sería una solución para proteger las playas de Pinedo, Saler y Devesa, según ha declarado José Serra Peris, investigador del Laboratorio de Puertos y Costas-Instituto de Transporte y Territorio de la UPV.

El gran efecto de atracción que han tenido los bloques, que previamente fueron sumergidos en aguas cerradas de la Marina Real, sobre la fauna marina hace pensar "que se trata de una buena estrategia", declaraba Serra Peris.

El proyecto de la Malvarrosa podría ser la base de otros proyectos más ambiciosos que se desarrollarían en El Saler para proteger y mejorar la degradación que sufre la Playa de la Garrofera.