Las aves, símbolo del amor verdadero, ya no están tan enamoradas como antes. Algunos términos como infidelidad, poligamia o divorcio forman parte del lado más oscuro de estos animales, que no son tan monógamos como pensábamos, según han desvelado los expertos.

Ciertas especies pueden mantener a dos familias, algunas hembras copulan con distintos machos, ponen los huevos y desaparecen, entre otros comportamientos.

"Los pájaros pequeños tienen menor esperanza de vida y no les interesa mantener una sola pareja, mientras que las aves de gran tamaño, más longevas y territoriales, pueden optar genéticamente por la monogamia", ha señalado Luís Martínez, ornitólogo del Área Social de SEO/BirdLife.

Estas aves más grandes como las rapaces, las cigüeñas o las grullas, representan los grupos más fieles, con historias de auténtico amor verdadero. 

Un ejemplo es la historia de Malena y Klepetan, dos cigüeñas croatas que son totalmente fieles. Ella fue herida en un ala y criada por un granjero que le construyó un nido donde dos años después apareció el macho. "Desde ese momento, Klepetan vuela cada año miles de kilómetros desde su área de invernada a encontrarse con su amada". 

Otro ejemplo de amor sin fisuras lo representa las grullas que, durante la migración, mantienen unida la familia y se las puede ver con sus parejas e, incluso, con sus crías.

Pero otras no son tan fieles, como el herrerillo común, que tiene comportamientos polígamos en el que macho y hembra de una misma pareja pueden relacionarse con parejas vecinas y juntar en un mismo nido huevos de diferentes padres.

O el caso de "prostitución" del milano negro, donde las hembras aceptan el cuidado de los pollos por un macho que no es el padre a cambio de copular con ellos.

Las hembras de quebrantahuesos pueden formar tríos con dos machos y o las de albatros de Laysan se emparejan entre ellas y acuden únicamente en busca del esperma del varón.

En algunos casos, la hembra practica la "poliandria", es decir, "se empareja con varios machos, pone los huevos y se va".

Existen varios estudios que investigan el comportamiento reproductor de las aves, como uno del Instituto Max Planck de Alemania. Estos científicos han identificado en el Ártico una especie de playero pectoral que ejerce la poligamia dominante masculina, en la que el macho busca engendrar el mayor número de descendientes sin ocuparse de su crianza.

Los expertos resaltan que "son procesos evolutivos para aumentar las posibilidades de perpetuar la especie, pues ser monógamo en la naturaleza no es cuestión de romanticismo, sino de rentabilidad".