Con el comienzo del otoño empieza la berrea de los ciervos, un periodo que empieza en septiembre, momento en el que el ciervo intenta impresionar a las hembras, luchando contra otros machos chocando sus astas. El celo del animal que puede durar hasta principios de noviembre, cuando los machos se dedican a pastar y las hembras van por su cuenta. Este espectáculo se puede ver en parques naturales de Cazorla, Segura y Las Villas de Andújar y Despeñaperros.

Manuel Fernández, alcalde de Aldeaquemada, localidad situada en el centro de Sierra Morena, ha explicado que el ciervo no ha podido comenzar el período de celo cuando es habitual por el calor y la falta de agua que han provocado que el ciclo sea más corto. Esto puede influir en la cría debido a que las hembras que pueden ser madres, no han salido y las que lo han hecho tarde tendrán a sus pequeños ya empezado el verano, cuando el pasto esté más seco y los gabatos, que son sus crías, no tengan la leche que necesitan. La gestación de las hembras dura nueve meses.

Si los gabatos nacen en verano es muy probable que mueran o sufran raquitismo.

Además, la sequía provoca que estos animales se queden sin fuerzas para el periodo de caza que comienza el 15 de octubre.

Al celo del ciervo le sigue el del gamo, el del muflón a principios de noviembre y a finales del año el del macho montés, el rebeco y el jabalí.