"La situación de la biodiversidad en las áreas tropicales protegidas es extremadamente variable. Alrededor de la mitad de las reservas están bien pero la otra mitad está sufriendo", explica William Laurance, biólogo de la Universidad James Cook (Australia) y autor del estudio. En el trabajo han colaborado más de 200 científicos de todo el mundo, entre los cuales se encuentra el experto español Juan Carlos Guix, colaborador del departamento de biología Animal de la Universidad de Barcelona.

Explotación forestal, fuego o minería
Las áreas más amenazadas son aquellas en las que el nivel de protección ha disminuido en las últimas décadas o que se ven perjudicadas por actividades económicas que se llevan a cabo en las zonas aledañas, como la explotación forestal, la invasión del terreno, los fuegos para crear nuevas zonas de pastoreo y la minería ilegal.

La situación ha empeorado muy rápido en las reservas africanas. Tras entrevistar a 262 biólogos con más de ventie años de experiencia, en 60 reservas de 36 países, Laurance afirma que es también muy preocupante la situación en las selvas latinoamericanas.

Latinoamérica y la Amazonía
En Latinoamérica "la situación es muy variable, ya que hay un gran número de claros (donde no hay vegetación) en los bosques atlánticos de Brasil, Centroamérica y partes del Amazonas. Sin embargo, las áreas más remotas de esta selva todavía se conservan bastante bien", ha explicado el experto.

La situación sería irreversible para el Amazonas si entre el 30 y el 40 % de su superficie se convierte en claros, ya que esta vegetación genera una buena parte de la lluvia que recibe la selva, añade Laurance.

Fauna
Entre la fauna más amenazada figuran los principales depredadores, como los jaguares y los tigres, así como los animales de gran tamaño, como elefantes del bosque africano, rinocerontes y tapires. También han disminuido un número abundante los ejemplares de una gran variedad de peces de agua dulce y anfibios, además de los murciélagos, los lagartos, las serpientes no venenosas y los árboles maduros, aquellos que tienen al menos 60 años de vida.

Los primates, las aves del sotobosque, las serpientes venenosas, las grandes aves que se alimentan de frutos y las especies migratorias también se encuentran amenazados, pero son menos vulnerables.

Especies invasoras
Por otro lado, un aumento considerable de lianas, especies invasoras y árboles pioneros, de crecimiento muy rápido e intolerancia absoluta a la sombra de otros árboles, que aparecen en los claros de los bosques, han sorprendido a los expertos.

Laurance aconseja la creación de zonas de amortiguamiento entre las áreas protegidas y sus aledaños, así como trabajar con las comunidades locales para promover usos 'más benignos' del suelo que la quema de los bosques para el pastoreo o la agricultura, para lograr frenar esta pérdida de biodiversidad.