Un equipo internacional, liderado por la Universidad Politécnica ETH de Zúrich y el Observatorio físico-meteorológico de Davos, ha descubierto que, a pesar de la prohibición de los gases clorofluorocarbonos (CFCs) en 1989, la concentración de ozono en la parte inferior de la estratosfera siguió disminuyendo.

Los científicos utilizaron medidas tomadas por satélites en las últimas tres décadas junto con métodos estadísticos avanzados y datos procedentes de centros en el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Finlandia, así como información cedida por la NASA.

Los investigadores se sorprendieron por este descubrimiento, ya que sus modelos no mostraban esta tendencia y la emisión de CFCs sigue disminuyendo. Además, hasta ahora, los científicos creían que la capa de ozono podría recuperarse por completo a mediados de siglo.

Aunque todavía se desconocen los motivos, los expertos apuntaron dos posibles explicaciones; por un lado, creen que el cambio climático está modificando el patrón de la circulación atmosférica, moviendo el aire de los trópicos más rápido y más lejos en dirección polar, por lo que se forma menos ozono.

Por otro lado, plantean que sustancias de vida muy corta (VSLSs, en sus siglas en inglés) que contienen cloro y bromo están aumentando y podrían alcanzar, cada vez más, la parte inferior de la estratosfera, por ejemplo, como resultado de tormentas eléctricas de mayor intensidad.

Estas sustancias pueden ser tanto de origen natural como industrial y algunas de ellas se utilizan para sustituir los gases CFC, según los autores del estudio.

El ozono es una sustancia formada en la estratosfera y producida en latitudes tropicales que después se distribuye por todo el globo.

Una gran porción del ozono resultante reside en las capas inferiores de la estratosfera y absorbe los rayos UV procedentes del Sol ya que, en el caso que alcanzaran la superficie de la Tierra, podrían causar daños en el ADN de plantas, animales y humanos.

El estudio considera que esta nueva perspectiva "es preocupante pero no alarmante", ya que el retroceso que ahora se ha observado es "mucho menor" que antes del acuerdo de Montreal.

El informe también apunta a que el daño potencial en latitudes inferiores puede ser peor que en los polos porque la radiación de UV es más intensa en estas zonas más pobladas.

El estudio concluye que ahora los esfuerzos deben concentrarse en obtener información más precisa sobre la reducción del ozono y en determinar cuál es la causa más probable.