El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha en la que podemos reflexionar sobre lo que conocemos del medio ambiente y lo que necesitamos hacer para conservarlo. 

Pero no solo eso, si no que debemos promover las prácticas activas para cuidarlo y transmitirlo a  las generaciones futuras, desde el colegio, desde casa o entre amigos. 

Este Día Mundial tiene su origen en 1975 cuando celebraron en Belgrado (Serbia) un Seminario Internacional de Educación Ambiental, en el que participaron más de 70 países.

Como resultado del mismo, se plasmaron los principios de la Educación Ambiental dentro del marco de las Naciones Unidas, en la Carta de Belgrado

En este documento se marcan seis objetivos fundamentales:

1- Toma de conciencia, sobre los aspectos clave del medio ambiente, por parte de todas las personas.

2- Conocimientos, que ayuden a las personas y grupos sociales a adquirir una comprensión básica del medio ambiente y sus problemas.

3- Actitudes, para que las personas adquieran interés en el medio y les impulse a participar activablemente.

4- Aptitudes, para poder resolver los problemas medioambientales.

5- Capacidad de evaluación, para tomar conciencia de si las medidas llevadas a cabo son efectivas.

6- Participación, para que las personas desarrollen el sentido de la responsabilidad y adopten las medidas adecuadas al respecto. 

La educación ambiental es una asignatura todavía pendiente. Una sociedad bien informada, desde pequeños, puede contribuir a una mayor concienciación y promover la utilización de los recursos de forma sostenible.

Pero, ¿qué tenemos que hacer nosotros para conservar el medio ambiente? Podemos empezar por seguir la regla de "tres erres": reciclar, reducir y reutilizar, o realizar pequeños gestos como cerrar el grifo cuando no estemos utilizando el agua  o usar el transporte público o la bicicleta para trayectos cortos.

Entre todos, y pasando nuestros conocimientos de unos a otros, podemos salvar el planeta.