Aunque parezca mentira los protagonistas de esta historia son dos animales que, aunque no tengan nada que ver, se han convertido en dos amigos inseparables.

Todo comenzó cuando la madre del felino dejó de producir leche para alimentar a sus tres crías, lo que provocó que Kumbali empezara a perder peso considerablemente. 

Entonces, sus cuidadores optaron por alimentarle con biberón para asegurar su supervivencia y así poco a poco empezó a recobrar la fuerza por completo.

Cuando el pequeño guepardo recuperó la fuerza por completo, sus cuidadores se dieron cuenta de que el animal se había quedado aislado de sus hermanos y su madre.

Entonces Kago, un perrito callejero, de apenas 10 semanas que acababa de llegar al zoo, entró en la vida del guepardo para convertirse en su fiel compañero.

Eso sí, al principio, la desconfianza y el miedo estuvieron presentes al principio, pero  poco a poco los dos animales fueron teniendo más confianza el uno en el otro.

El zoo, donde viven, ha publicado en youtube un vídeo que ya se ha convertido en todo un fenómeno viral.