El lince ibérico sigue expandiéndose en la Península Ibérica a pesar de las 39 muertes que se han producido en lo que llevamos de 2017. El director de LifeIberlince Miguel Ángel Simón ha aclarado que, aunque estas pérdidas corresponden al 8% de la población total, “la recuperación sigue con paso firme y se espera que este año la población continúe subiendo hasta superar los 500 ejemplares frente a los 483 con los que se cerró 2016”.

De las 39 muertes, cifra considerada como “elevada” por Simón, veintisiete se han registrado en Andalucía, ocho en los Montes de Toledo de Castilla La Mancha y dos en Portugal y Badajoz. La causa principal es el atropello (21) sobre todo en carreteras y en vías del tren, esta cifra es superior a la registrada el año pasado (15). En Andalucía han atropellado trece linces y en Castilla La Mancha siete frente al ejemplar atropellado en 2016.

En Castilla La Mancha no había linces hasta 2014, sin embargo “ha ido creciendo, la dispersión aumenta y el riesgo de atropellos en mayor”, ha explicado el director de Life+Iberlince.

Asimismo, al igual que en Jaén o Doñana, es una zona con infraestructuras viarias lo que aumenta este riesgo, al contrario que en Extremadura o Portugal donde la reintroducción de estos ejemplares se da en carreteras secundarias con poco tráfico lo que reduce el riesgo de atropello.

Además, al haber llegado el lince a Castilla La Mancha en 2014 no ha habido tiempo para crear medidas para minimizar los atropellos como sucede en Andalucía y en Doñana. Simón considera que es una cuestión de tiempo, los conejos son el alimento principal de los linces “y si estos se encuentran en zonas próximas a carreteras el riesgo de que se produzcan atropellos va a ser mayor".

Las muertes no son solo por atropellos, las balas de los cazadores ilegales han provocado el fallecimiento de cinco ejemplares, cinco en Andalucía y uno en Portugal. Igualmente, al atropello y al furtivismo se le suman las enfermedades por la elevada edad de los linces (cuatro), causas desconocidas (cinco), accidentes en infraestructuras (2) y los que han perdido la vida en cautividad como Hommer que murió por estrés durante el desalojo de las instalaciones de cría El Acebuche por el incendio de Moguer en Huelva.