Existen sistemas de aprovechamiento de aguas subterráneas que pueden producir calor en invierno y enfriar en verano, de hecho, la capital de España cuenta con una de las mayores instalaciones geotérmicas de Europa. Tiene 540 kilovatios, lo que le permite emitir 19 veces menos C02 que un inmueble convencional.

Consiste en una serie de bombas de calor geotérmicas que calientan y enfrían las aguas subterráneas, como ya ocurre en países como Islandia. La producción de energía renovable está constatada, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, en datos de 2015 fue de 23,4 kilotoneladas equivalentes de petróleo.

Con este aprovechamiento reduciría el consumo de energía del sector residencial, uno de los sectores que más gasto producen en España, y emisiones de CO2, que en 2016 ascendió en España hasta las 80.461 tep (toneladas equivalentes de petróleo), un 18,5 % del total de consumo de energía final.

Existen dos sistemas de climatización geotérmica: uno cerrado (con circuitos estancos), y otro abierto, que bombea el agua y la devuelve nuevamente al acuífero mediante bombas de calor. Con estas se aprovecha la estabilidad térmica del subsuelo poco profundo (hasta 200 metros de profundidad) para suministrar frío o calor, aunque su uso no se ha generalizado por la fuerte competencia del gas natural, según han apuntado los ingenieros.

A través de ellos el líquido se devuelve al acuífero y debido al intercambio de temperatura, el agua regresa en unas condiciones térmicas diferentes a las originales.

Los expertos reprochan que este acuífero solo se tenga en cuenta en tiempos de sequía. La última vez que se extrajo agua del acuífero para el abastecimiento fue durante el período de sequía de marzo de 2005 a diciembre de 2006.

El nombre de Madrid proviene de "mayras", una técnica de captación de aguas subterráneas por pozos horizontales, desarrollada en Persia, por lo que los orígenes de la ciudad están ligados a sus aguas subterráneas.