La Universidad de Griffith (Brisbane, Australia), encargada de la investigación, ha comprobado que la densidad de aves en zonas no afectadas por la carretera es mucho mayor, incluso si éstas se situaban próximas a las vías, a unos cien metros.

Los investigadores han sugerido varias razones que justificarían este comportamiento: los pájaros pueden rehuir estos espacios abiertos por miedo a los depredadores o bien por considerar las carreteras límites territoriales, ya que algunas especies emplean los cortes en la vegetación para marcar sus zonas y evitar así que otras especies merodeen por el lugar.

Cuando las aves están presentes, esto indica la salud ambiental de un terreno, además, es clave para el desarrollo de los ecosistemas, para que se realice la polinización y la dispersión de semillas.

Por esta razón, la investigación ha señalado la importancia de valorar el impacto que las construcciones o modificaciones de estructuras que interfieren en los entornos naturales puedan tener sobre la biodiversidad, porque integrarla es una garantía de seguridad vial al reducirse el número de impactos y atropellos de animales, según la organización.

Además, han señalado que se necesitan emprender estudios más ambiciosos sobre este tema y aportar alternativas al cruce de los animales por estas vías.