Con la llegada del invierno se abren la mayoría de las pistas de nieve de nuestro país. En ellas, los niños pueden disfrutar de un día en familia, tirándose en trineo o cartones, lanzando bolas de nieve o dando paseos.

Pero también, pueden practicar muchos deportes de invierno como el esquí o el snowboard, que mejoran las condiciones físicas de los pequeños, su capacidad cardiopulmonar y aumenta la producción de glóbulos rojos.

Además, son deportes que se practican en plena naturaleza, al aire libre, por lo que se respira aire más limpio que en las ciudades.

Sin embargo, estos deportes traen consigo algunos riesgos, si no se practican de la forma adecuada. Por ello, es necesario tener en cuenta algunos consejos:

1. Comenzar a practicarlos a partir de los 4 años. A partir de esta edad ya pueden empezar a convertirse en unos pequeños expertos de estos deportes. De esta forma, irán adquiriendo técnica y lo podrán practicar durante mucho tiempo.

2. Realizar entrenamiento físico previo. Este tiene que ser tanto aeróbico, para calentar los músculos y evitar lesiones, como cardiorrespiratorio, para afrontar el esfuerzo físico. Eso sí, no sobrecargar de esfuerzo a los peques y hacer todo poco a poco.

3. Consultar al pediatra. Antes de practicar alguno de estos deportes, es conveniente consultar al pediatra y hacer un chequeo médico previo. De esta forma, cada niño sabrá que esfuerzo puede realizar según sus condiciones físicas.

4. Evitar las zonas donde la presión de oxigeno es mucho menor. En la montaña, en general, le presión del oxígeno es menor. Por ello, es preferible que los peques eviten aquellas zonas más elevadas donde disminuye en exceso. Hay que empezar desde las pistas más sencillas e ir progresando a medida que van creciendo.

5. Llevar la protección adecuada. Rodilleras, casco, guantes, gafas de sol protectoras y ropa bien abrigadita. Todo lo necesario para que no cojan frío y eviten lesiones. ¡Que tus hijos vayan preparados!