La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en la importancia de reducir los azúcares añadidos, que son aquellos que se encuentran en productos envasados y etiquetados, a menos del 10% de la ingesta calórica total diaria.

El informe ANIBES, en el que han participado 2.285 personas, aporta información actualizada y basada en la evidencia científica en relación a la ingesta de azúcares totales, intrínsecos y añadidos, así como sobre las principales fuentes alimentarias.

En relación a los hidratos de carbono, éstos proporcionan un 41,1 % de la energía total consumida, de los cuales el 24,1 % son almidones y el 17 % corresponde a azúcares totales. De esta manera, según el investigador principal de este estudio y presidente de la FEN, Gregorio Varela-Moreiras, "el aporte medio a la energía de los hidratos de carbono en la población ANIBES no alcanza las ingestas de referencia de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de entre el 45 y 60 % para ningún grupo de edad o sexo".

Por su parte, "los azúcares intrínsecos suponen el 9,6 % de la energía total consumida y los azúcares añadidos el 7,3 %, en línea con la recomendación de la OMS relativa a que éstos últimos deben suponer menos del 10 % de la ingesta calórica total diaria". Sin embargo, hay "notables diferencias" en el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS relativas a la ingesta de azúcares dependiendo de la edad.

De esta manera, "el aporte de azúcares intrínsecos es mayor en las poblaciones de mayor edad, mientras que, por el contrario, el consumo de azúcares añadidos es superior en edades más tempranas y en especial durante la adolescencia, llegando en este tramo de edad al 10% de la energía total consumida". En concreto, un 58,2 % de la población infantil (9-12 años) cumple con la recomendación de la OMS, mientras que en los adolescentes (13-17 años) el cumplimiento es menor (52,6 %), especialmente entre las mujeres (46 %), frente a los hombres (56,2 %).

En lo que respecta a los adultos (18-64 años) y personas mayores (65-75 años), el porcentaje de población que cumple la recomendación de la OMS de realizar una ingesta de azúcares añadidos inferior al 10 % se sitúa en un 76,7 % y 89,8 % respectivamente.

Los alimentos y bebidas que actúan como fuentes principales de azúcares añadidos son azúcares y dulces (34,1 %), bebidas sin alcohol (30,8 %) y cereales y derivados (19,1 %). Por edades, en los niños, adultos y en especial en los adolescentes, los refrescos con azúcar suponen una contribución relevante (18,0 % en niños, 26,0 % en adultos y 30,2 % en adolescentes).

Por otro lado, en niños y adolescentes los chocolates, otros productos lácteos, yogures y leches fermentadas, zumos y néctares y cereales de desayuno y barritas de cereales son los otros alimentos y bebidas que más azúcares añadidos aportan.

En cuanto a los azúcares intrínsecos, las fuentes principales son las frutas (31,8 %), la leche y productos lácteos (29,3 %) y las bebidas sin alcohol (15,01 %), principalmente zumos y néctares (11,1 %). En adultos es mayor el consumo de frutas, verduras y hortalizas, mientras que en niños y adolescentes las principales fuentes alimentarias de este tipo de azúcares lo constituyen los subgrupos de leches y zumos.