En verano el bebé suda más y necesita reponer el agua que pierde su organismo, ofrecerle el pecho siempre que quiera y aumentar la frecuencia de las tomas, con un tiempo máximo entre cada una de 2,5 o 3 horas, es una medida preventiva que las madres deben conocer para evitar la deshidratación de los pequeños, según asegura la especialista en neonatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid, Leticia Ruiz. 

"La leche materna, prácticamente en su 90 por ciento, está compuesta por agua, por lo que sacia perfectamente su sed, además también aporta las sales y los nutrientes necesarios para evitar la deshidratación", ha enfatizado Ruiz, con motivo de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia.

Los síntomas de la deshidratación
Aunque con la lactancia a demanda el bebé hidratado, es importante también conocer los síntomas de la deshidratación, tales como ver que moja menos pañales al día, el color de su orina es más oscuro, está adormilado, realiza las succiones sin fuerza, llora sin lágrimas y tiene la mucosa de la boca seca o pastosa.