Se trata de una de las “hortalizas” más comunes en la cocina por su versatilidad al poder formar parte de un gran número de platos.

Sus inicios podrían estar en Turquía y es que las variedades que existen en la actualidad proceden de una selección de aquellas variedades silvestres que se cultivan desde hace unos 2.000 años y que eran muy apreciadas en la Grecia antigua.

Las frutas y las hortalizas cuentan, en general, con un valor nutritivo muy similar porque todas son fuente de agua, fibra, vitaminas, minerales y otros componentes citoquímicos con potenciales efectos sobre la salud.

Con alguna excepción, son alimentos bajos en calorías y apenas contienen sodio y grasas.

En el caso particular de la zanahoria, es una raíz comestible de bajo valor energético, fuente natural de fibra y de ácido fólico y muy rica en beta-caroteno, un pigmento que le aporta ese color anaranjado característico y que una vez en el organismo se transforma en vitamina A.