El Centro de Promoción de la Nutrición del Departamento de Agricultura de EEUU señala que si en casa no se compran alimentos y bebidas con azúcares añadidos los niños no los tomarán tan a menudo. La mayoría de azúcares añadidos, de muchos de los productos que consumimos a menudo, proceden de refrescos, bebidas energéticas, con gas, zumos,galletas, helados, caramelos y otros postres. 

La alimentación es una asignatura que se aprende en familia y que determina la salud presente y futura de los niños, por lo que las familias deberíamos ser más conscientes y enseñar a nuestros hijos que las golosinas y las bebidas dulces, o con demasiada azúcar, tienen muchas calorías pero pocos nutrientes, por eso es necesario limitar su consumo.

Con el objetivo que, principalmente, los niños lleven, en su día a día, una dieta saludable,  este Centro de Promoción de la Nutrición propone algunos consejos:

1. Servir raciones pequeñas: no es necesario deshacerse de todos los dulces y postres. Muestra a los niños que una cantidad pequeña de dulces puede durar mucho. Utiliza cuencos y platos más pequeños para estos alimentos. Pueden compartir una golosina o partir en dos una pieza grande de bollería.

2. Beber con inteligencia: los refrescos y otras bebidas azucaradas contienen una gran cantidad de azúcar y son altas en calorías. Ofrece agua, zumo natural o leche cuando los niños muestren mucha sed.

3. Evitar el lineal con dulces: en la mayoría de supermercados existen líneas de caja en las que no se posicionan dulces y golosinas. Esperar para pagar cerca de expositores de chocolatinas, chicles y caramelos siempre hace más fácil que los niños pidan que les compremos algo y evitar la tentación es más difícil.

4. No utilizar los dulces y la comida como recompensa: al ofrecer alimentos como recompensa por la buena conducta, los niños aprenden a pensar que algunas comidas son mejores que otras. Premia a los niños con palabras amables y abrazos reconfortantes o con elementos que no se coman, como pegatinas, para que se sientan especiales.

5. Hacer de la fruta el postre diario: las manzanas asadas, las ensaladas de fruta o el zumo natural congelado a modo de barritas heladas pueden convertirse en deliciosos postres frente a los más altos en calorías como natillas, flanes o lácteos de chocolate.

6. Divertirse con la comida: los alimentos azucarados que comercializan para niños utilizan mensajes publicitarios que los convierten en 'alimentos divertidos'. Convierte en divertidos los alimentos nutritivos al prepararlos de forma creativa en familia. Se puede hacer una cara sonriente con rodajas de plátano y pasas, por ejemplo, o cortar fruta con formas fáciles y divertidas con las plantillas para hacer galletas.

7. Animar a los niños a inventar nuevos tentempiés: fabrica vuestras propias mezclas de aperitivos con cereales integrales, fruta desecada y frutos secos o semillas sin sal. Proporciona los ingredientes a los niños y déjales que elijan lo que prefieren que forme parte de su 'nuevo' aperitivo.

8. Jugar a los detectives en el estante de los cereales: en el supermercado enseña a los niños cómo descubrir la cantidad de azúcares totales en varias cajas de cereales y rétales a que comparen los cereales que les gustan y seleccionen uno con la menor cantidad de azúcar.

9. No convertir las sorpresas dulces en una costumbre diaria: las sorpresas dulces son estupendas de vez en cuando pero no las conviertas en algo del día a día. Limita los productos dulces a las ocasiones especiales.

10. Si los niños no se comen la comida no necesitan 'extras' dulces: hay que tener siempre en mente que los dulces o galletas no deben reemplazar a los alimentos que nuestros hijos no se comen a la hora de la comida.