Ana María Troncoso, catedrática en Nutrición y Bromatología, ha estado en el programa matinal que conduce Susanna Griso, para hablar sobre el proceso de elaboración de los tarritos y 'doctorarnos' en seguridad alimentaria.

El Estirón ha estado en la fábrica de Hero para descubir cómo se hacen los purés infantiles. Se trata de un proceso muy similar al que se realiza a nivel doméstico, pero con los cuidados propios de la industria alimentaria que maneja grandes volúmenes de alimentos y que tiene en cuenta cuestiones de control de temperaturas, tiempos e ingredientes.

¿Quién no ha echado mano alguna vez al socorrido tarrito de puré infantil? Las prisas, la comodidad, la facilidad de preparación... Además, se ha comprobado que los tarritos infantiles tienen las mismas propiedades nutricionales que los purés caseros. El proceso comienza en la selección de las materias primas. 

En su elaboración se controla el origen y la calidad de cada una de las materias primas. El siguiente paso nos lleva a la elaboración de los diferentes tipos de tarritos: de carne, de pescado, de verduras, de frutas... Después se cuecen al vapor en una olla grande, tal y como se haría en casa, con la intención de que no pierdan sus propiedades.
Por último, se realiza un baño maría que garantizará la conservación natural de los tarros. Porque de esta forma, no es necesario usar ningún tipo de conservante.

El 60% de los niños mayores de 15 meses han probado en alguna ocasión los tarritos infantiles, sobre todo los fines de semana y en vacaciones. una opción tan sana y equilibrada como los purés caseros de toda la vida.

En la elaboración de los potitos está regulado el contenido mínimo de proteínas, el máximo de grasas, las vitaminas, los minerales, ect. En cuanto a los pesticidas y los plaguicidas, la catedrática confirma que la industria alimentaria lo lleva a "raja tabla porque la legislación es muy exigente" y más en los alimentos destinados a los bebés. 

Los tarritos tampoco tienen  ni colorantes ni conservantes, porque el tratamiento término (baño maría) a la que se someten en su elaboración asegura su vida útil, por lo que se trata de uno de los mitos falsos.