Estos azúcares pueden actuar como agentes anti-biofilm, el primer ejemplo de carbohidratos en la leche humana que tiene esta función.

En la mayoría de las mujeres, el estreptococo del grupo B que está presente no causará enfermedad, mientras que para los recién nacidos, una infección de GBS a menudo conduce a la sepsis o la neumonía, y en casos graves a la muerte, porque no tienen mecanismos de defensa plenamente desarrollados, según han apuntado los expertos.

Si una mujer embarazada da positivo en la prueba para el estreptococo del grupo B durante su último trimestre, puede tomar antibióticos durante el parto para reducir significativamente el riesgo de que su bebé se enferme al nacer. Ésta ha sido una estrategia eficaz para la enfermedad de inicio temprano en la primera semana de vida, pero a veces una infección puede desarrollarse más tarde, entre una semana y tres meses después de que nazcan los bebés.

Los investigadores detectaron hace unos años casos en los que las bacterias se transmiten a través de la leche materna, a pesar de los beneficios inmunológicos conocidos de la leche, pero debido a que la mayoría de los bebés no se infectan, estos querían comprobar si la leche materna de algunas mujeres contenía compuestos protectores que combatían específicamente esta bacteria.

Para probarlo, el laboratorio reunió cinco muestras de leche, aisló los azúcares complejos y cultivó GBS en presencia de estos.

En el primer estudio que llevaron a cabo, los azúcares de la leche de una madre mataron casi toda la colonia, otra muestra de leche fue moderadamente efectiva, mientras que las otras tres mostraron una disminución de la actividad.

En el estudio actual, sus miembros del equipo están probando más de 12 muestras de leche adicionales para ver si pueden replicar su primera ronda de resultados.

Hasta el momento, los resultados de dos muestras han mostrado actividad contra bacterias y biofilms, dos sólo funcionaron contra bacterias pero no biofilms, y cuatro ayudaron a combatir la formación de biofilm pero no mataron las bacterias. Seis eran relativamente inactivas frente a ambos.

Si estos resultados se confirman en estudios futuros, los azúcares podrían convertirse en parte de un tratamiento antibacteriano para niños o adultos, además de que podrían ayudar a reducir nuestra dependencia de algunos antibióticos comunes, según los expertos.