Los niños pequeños que, hasta los 14 meses, siguen una dieta muy rica en frutas y verduras tienen una predisposición mayor a mantener una alimentación más saludable en el futuro, además de ser menos "quisquillosos" con los alimentos, según los expertos del Instituto de Salud y la innovación biomédica de la Universidad australiana Tecnológica de Queensland en Brisbane.

Los investigadores compararon los hábitos alimenticios de 174 niños cuyas madres habían recibido asesoramiento nutricional, con los hábitos de otros 165 años cuyas madres no lo habían recibido. Los científicos recogieron los datos de los bebés al nacer, a los cuatro meses, a los 14, a los dos años y a los 3,7 años y utilizaron varias escalas para medir la cantidad tanto de frutas y verduras como de alimentos menos saludables que los niños tomaban en cada etapa.

El estudio comprobó que hasta los 14 meses no existen diferencias en la actitud de los niños frente a la comida y que es a partir de esa edad cuando comienzan a aparecer los cambios. Además, los científicos comprobaron que los niños que ingerían más frutas y verduras les gustaba más la comida sana a los 3,7 años.

Los expertos detectaron que una dieta pobre en verduras estaba relacionada con la irritabilidad y recordaron que los niños imitan los hábitos que ven en casa, por lo que los padres deben ser los primeros en comer frutas y verduras.