La actividad cerebral de los niños varía en función de su peso cuando son expuestos a imágenes de alimentos altos y bajos en calorías, según un estudio elaborado por un estudiante graduado en Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Penn State, Estados Unidos.

El estudio revela la relación que existe entre los cuerpos delgados y gordos y la forma en que responden a la alimentación. Los niños con más peso corporal magro tienen una respuesta del cerebro más fuerte cuando veían una imagen de alimentos con muchas calorías que la respuesta de los niños con menor grasa corporal. Del mismo modo, los niños con más grasa corporal experimentaban una respuesta menor cuando veían alimentos sanos.

"Creemos que los niños con peso corporal magro podrían tener una mayor respuesta de recompensa a los alimentos altos en calorías, en parte debido a que tienen mayores necesidades de energía en comparación con los niños con el peso corporal menos magro. El peso corporal magro determina en gran medida la cantidad de calorías que quemamos cada día a través de nuestra tasa metabólica en reposo. Los niños más grandes queman más calorías y nuestros resultados muestran que sus cerebros responden de manera diferente a los alimentos", apostillaba Fearnbach.

Los investigadores se centraron en la sustancia negra, una región del cerebro implicada en la recompensa, el aprendizaje y el control motor, que responde a los estímulos alimentarios. El estudio concluyó que la actividad neuronal en esta zona era diferente según el peso de los niños.

Las conclusiones del estudio sugieren que la complexión de los niños puede influir en la reacción del cerebro a los alimentos, pero depende probablemente más de si los alimentos son más o menos saludables.

El estudio contó con 38 niños de siete a diez años, acompañados por sus padres. Los investigadores midieron la compisición corporal de los niños para conocer el peso corporal magro y la grasa corporal.