El moco tiene una función muy importante en el organismo de los más pequeños, pero también en el de los mayores, porque nos ayuda a proteger nuestro aparato respiratorio de organismos como virus o bacterias, o partículas como los compuestos del humo del tabaco o de la contaminación.

Los expertos indican que es normal e indispensable que tengamos mocos diariamente, aunque existen problemas cuando la cantidad de estos es excesiva o son muy espesos. También es el color el que nos indica qué le pasa a nuestro hijo.

  • Un moco transparente puede indicar que, a pesar de tener el color normal, puede ser síntoma de rinitis alérgica o resfriado, siempre y cuando haya una cantidad excesiva, llegando a gotear.
  • Por el contrario, un moco amarillento o verdoso anuncia un síntoma de infección como un catarro o una gripe. En este caso las defensas ya están actuando para evitar que progrese. En este caso no es necesario usar antibiótico para curarlo.
  • El moco rojo viene a decir que hay una inflamación de la mucosa de la nariz o hemorragia nasal. Como el cuerpo intenta expulsar los mocos tosiendo, si aparece alguna flema con sangre parece que hay cierta irritación en la faringe, o existen problemas de neumonías.
  • Un moco negro, aunque no es muy frecuente, puede salir cuando se ha inhalado humo de un incendio o cuando se ha respirado en lugares con elevada contaminación ambiental.

Los especialistas afirman que, cuando aumenta el volumen del moco o el cambio de color se acompaña de otros síntomas como fiebre, dolor en el pecho o mocos malolientes, se debería acudir al médico, al igual que cuando los peques padecen problemas pulmonares y respiratorios, o cuando al expulsar flemas con sangre acompañadas de malestar y fiebre.