Sentarse a conducir no es lo mismo que sentarse en el sillón a ver la televisión, ni hacerlo en un bar para tomar un café. En todos los casos nos sentamos pero cada situación requiere que la postura sea la más adecuada para lo que vamos a hacer desde esa posición.

Sentarse bien al volante es uno de los pilares de una buena conducción. Como cuando nos sentamos en casa, uno de los factores prioritarios debe ser el confort, para retrasar la fatiga al volante lo más posible, pero no es lo único que debemos tener en cuenta. Las distancias de las piernas a los pedales y de las manos al volante deben ser las adecuadas para permitirnos poder manejar todos los mandos con facilidad y con eficacia.

En la conducción hay muchas “verdades” eternas que en la mayoría de los casos con verdades a medias o directamente mentiras. Por ejemplo, en el caso que nos ocupa la opinión generalizada es que el que va muy cerca del volante es un “torpe”, consecuentemente la tendencia, sobre todo entre la gente más joven es sentarse casi en el asiento de atrás para conducir y por supuesto, para ir “cómodos”, con el respaldo bien echado hacia atrás. Una posición que se ajusta mejor a la de una hamaca de playa que a la de un buen conductor.

Ir con el respaldo muy inclinado hacia atrás no sólo es incómodo con el paso de los kilómetros, sino que nos puede producir lesiones en la zona lumbar de la espalda. La causa es que al conducir no estamos sólo sentados, también tenemos que mover los pies y una posición muy inclinada hace que se carguen mucho los músculos de la zona lumbar. La clave, tal y como explicamos en el vídeo, es que en la posición de sentado, sin despegar la espalda del respaldo podamos llegar con una mano a la parte superior del volante con el codo ligeramente flexionado y que podamos pisar el embrague a fondo manteniendo una ligera flexión en la rodilla.

Técnicas con el volante

En línea recta vale cualquier postura que sitúe las dos manos enfrentadas entre las “diez y diez” o las “nueve y cuarto”. En curvas más cerradas siempre empezaremos “tirando” del volante y acabaremos “empujando” al volante. Es muy fácil, si la curva es cerrada y a izquierdas subiremos la mano izquierda al punto más alto del volante, tirando con ella hacia la izquierda, cuando recorramos medio giro, la otra mano retoma el movimiento y empuja el volante de abajo arriba. Con ese gesto podemos girar casi una vuelta completa sin cruzar las manos. Con ello ahorramos movimientos, por lo que seremos más rápidos y eficaces en carreteras viradas y en el tráfico urbano.

Todos, aunque no deberíamos, conducimos con una mano. Es importante que cuando lo hagamos nunca situemos esa mano en la parte superior del volante. Cualquier maniobra de esquiva hecha desde esa posición nos llevará a dar un golpe de volante tan amplio que acabaremos perdiendo el control del coche, así que cuando conduzcamos con una sola mano la colocaremos a la altura de las “nueve” si es la izquierda y las “tres” si es la derecha.