En todo ese tiempo, ha tratado de educar y convencer a veces de forma didáctica y sutil y en otros casos de un modo directo y descarnado.

En los años 60, 500.000 vehículos del millón matriculados circulaban sin buenas ruedas o sin luces. Con un anuncio se avisaba del peligro de la velocidad y de los efectos del alcohol. Eran campañas didácticas.

En los años 80 "Si bebes no conduzcas"  se convirtió en uno de los eslóganes más famosos y eternos. Sin embargo, 1989 fue el año en el que los accidentes mortales tocaron techo. Fallecieron 7.188 personas. La publicidad se volvió agresiva.

Las asociaciones de víctimas
son las primeras en visionar este tipo de campañas, reconocen que es necesario, pero dicen los afectados que realidad y la ficción sólo se separan por las décimas de segundo de un accidente.