Detrás de un accidente, en la mayor parte de los casos, hay emociones sin controlar. Los conductores alterados o enfadados multiplican por 30 el número de partes, pero ¿qué es lo que más les pone nerviosos? Tener un vehículo detrás pegado, encabeza el ranking del enfado.

Si manejamos bien nuestras emociones correremos menos riesgos. Puesto que si no controlamos las emociones la atención será menor, como si condujéramos bajo los efectos del alcohol o las drogas.

Estas conclusiones han sido medidas con ondas cerebrales

Para realizar el estudio colocaron electrodos y un pulsómetro de frecuencia cardiáca a 1.200 conductores. Entonces vieron su comportamiento emocional y descubrieron,  por ejemplo, que el perfil óptimo al volante es el del hombre casado entre 35 y 50 años. Mientras que los solteros son más despistados y las mujeres las que se ponen más nerviosas.

Asimismo, concluyeron que fumar incrementa un 15 % el riesgo de accidentes y hablar por el móvil un 41%.

La principal conclusión de este estudio es que tenemos que tomar decisiones en décimas de segundo, así que si no controlamos las emociones, los errores pueden ser  irreversibles.