En la actualidad, el Reglamento General de Circulación no prohíbe el consumo de tabaco mientras se conduce. Sólo refleja que el conductor está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción para garantizar su seguridad y la del resto de ocupantes y usuarios de la vía.

Los miembros de las sociedades científicas que han suscrito la carta -la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), la de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) y la de Medicina de Tráfico (SEMT)- consideran que esos requerimientos pueden verse afectados por el consumo de tabaco mientras se conduce.

Las tres sociedades científicas piden en la misiva que no se fume al volante, porque "el consumo de tabaco afecta a la capacidad del conductor y puede provocar accidentes de tráfico", según ha afirmado la coordinadora del grupo de trabajo de Actividades Preventivas de Semergen, Esther Redondo.

Fumar dentro del vehículo, según Fernando Pérez, presidente de la SEMT, perjudica la salud del propio conductor y disminuye su capacidad de concentración, ya que puede ocasionarle cefaleas, cansancio, fatiga, elevación de la presión arterial y mala oxigenación.

Además es perjudicial para los acompañantes que se convierten en fumadores pasivos, al encontrarse éstos en un habitáculo pequeño, mal ventilado y estar expuestos a una concentración de humo treinta veces superior a las de una vivienda. Por eso, el no fumar en el coche, según el doctor Carlos Jiménez, presidente electo de Separ, "redundaría en una mejora de la salud y en un incremento de la seguridad vial".

Los médicos recuerdan que las distracciones han supuesto un 32 % de las víctimas por accidentes de tráfico en 2017, y que más del 60 % de los accidentes se deben a la pérdida de contacto visual con la carretera.

Además, según el coordinador del Grupo de Trabajo de Tabaquismo de Semergen, José Luis Díaz-Maroto, el tabaco, considerado como una distracción al volante, 'obliga' al conductor a conducir con una sola mano, mientras busca el cigarrillo, lo aproxima a la boca, busca el mechero y enciende el cigarrillo o si va echando las cenizas por la ventanilla del vehículo. Sostener el cigarro impide, además, abrir totalmente la mano y coger el volante con seguridad. Los médicos calculan en 4,1 segundos el tiempo medio para encender un cigarrillo.

En esos segundos se recorren 113 metros a 100 Kilómetros por hora, una velocidad que requiere de una distancia aproximada a un campo de fútbol para detener el vehículo que se conduce. A esto hay que sumar que el encenderse un cigarrillo al conducir aumenta en casi un 50 % la posibilidad de producir un incendio.