"La velocidad es el asesino", ha dicho, de forma tajante, el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) y enviado especial de la ONU para seguridad vial, Jean Todt, en una conferencia sobre tráfico rodado organizada por la Unión Europea en Malta, que ejerce la presidencia de turno de la UE.

Lo ha expresado a sabiendas de que su imagen es indisociable de las carreras de rallies y Fórmula Uno donde la velocidad manda, pero lo ha declarado desde su papel de embajador global para reducir la mortalidad en las carreteras de todo el mundo.

"Es verdad. He pasado 50 años de mi vida en las carreras. Pero las carreras deben de ser un laboratorio de prototipos de alto nivel (...). No es solo marketing", añade Todt, que insiste en un mismo mensaje: hay que progresar en todas partes, pero especialmente en los países con menos recursos.

Los accidentes de tráfico son un problema que se ceba especialmente con los más pobres, que registran el 90 % de los siniestros. "Son la novena causa de muerte en el mundo y, si no cambia nada, será la séptima para 2030", prosigue el que fue máximo responsable de Ferrari.

Los países desarrollados, donde habita el 18 % de la población mundial y donde se encuentran el 46 % de los vehículos, registran "solo" el 10 % de las muertes en carretera. Corregir a la mitad ese dato, que Todt compara con la "malaria, la tuberculosis o el VIH", es posible en el corto y medio plazo a través de la educación, infraestructuras y leyes.

El embajador de la ONU para la seguridad vial está convencido de que "se pueden reducir al 50 % las muertes en los países pobres solo con el cinturón de seguridad, el casco, y la conducción si alcohol", ha añadido Todt, que incluye en la lista de peligros en la carretera: el teléfono móvil. "El uso del teléfono está casi al mismo nivel que el alcohol", continúa el presidente de la FIA.

Junto a él se explaya ante los medios de comunicación desplazados a la localidad maltesa de Balzan la comisaria europea de Transporte, Violeta Bulc, que trabaja con el objetivo de que en Europa nadie muera en una carretera en 2050.

"No se trata solo de estadística, se trata de destruir familias. De todas las familias y compañeros que se quedan detrás de las víctimas. El objetivo está claro. Cero víctimas mortales para 2050", dice la comisaria eslovena tras presentar las estadísticas de accidentes de tráfico en la UE, que arrojan una reducción del 2 % entre 2015 y 2016, hasta los 50 fallecidos por millón de habitantes.

El año pasado perdieron la vida 25.500 personas en las carreteras de la UE, 600 menos que en 2015 y 6.000 menos que en 2010, mientras que otras 135.000 personas resultaron gravemente heridas.

Esto se traduce en 70 muertos al día en las carreteras de la UE, que en 2010 y con 63 muertos en accidentes por cada millón de personas, se marcó el objetivo de reducir a la mitad el número de muertes en accidentes de tráfico para 2020.

"Soy optimista. Si realmente hacemos un esfuerzo llegaremos", ha agregado la comisaria eslovena.

Y más allá del drama humano, existe también un coste económico pues los accidentes de tráfico cuestan unos 100.000 millones de euros al año a la economía de la UE, ha recordado el ministro de Transportes de Malta, Joe Mizzi.