Los desfibriladores automatizados externos (DEA) tendrán que instalarse, asimismo, en aeropuertos, centros de ocio, deportivos y piscinas con un aforo igual o superior a 300 personas; centros de trabajo con más de 250 trabajadores; residencias de más de 200 plazas; hoteles de más de 100 plazas y en una patrulla de las policías locales en los municipios que las tengan, ha informado el Gobierno de Aragón en una nota de prensa.

Hasta ahora sólo se consideraban competentes los médicos y enfermeros y el resto de personas solo si recibían formación específica para su uso fuera del ámbito sanitario. Ahora, se incluyen los Técnicos en Emergencias Sanitarias, dando cumplimiento así al compromiso adquirido con este colectivo.

En caso de emergencia, si no existiera personal entrenado disponible para el uso del desfibrilador, el decreto recoge que cualquier ciudadano podrá utilizar cualquier dispositivo de la red, siguiendo las instrucciones de los servicios de emergencias, con independencia de la ubicación y de la propiedad o titularidad de los aparatos.

Con esta regulación, Aragón se convierte en una comunidad cardioprotegida y se suma a la petición de Constantes y Vitales para que todas las comunidades autónomas instalen desfibriladores en espacios públicos. Una iniciativa a la que ya se han unido Murcia, Asturias, Madrid, Comunidad Valenciana, Cantabria y Navarra.

Los desfibriladores salvan vidas

La cardioprotección con desfibriladores ha demostrado ser una de las herramientas más eficaces para poder atender con éxito las emergencias cardiacas y mejorar la tasa de supervivencia de las enfermedades del corazón como el infarto y la angina de pecho y las cerebrovasculares, que son hoy en día una de las principales causas de fallecimiento en el mundo.

Se estima que unas 275.000 personas sufren al año un paro cardíaco en Europa y que, en España se producen 30.000 muertes por paradas cardiorrespiratorias cada año

Esta cifra puede reducirse de manera significativa con un uso apropiado de desfibriladores y si se aplica la desfibrilación a la víctima en los cinco primeros minutos.

Los DEA son desfibriladores de uso público de fácil manejo, diseñados para su uso por personal que, sin los conocimientos suficientes para ofrecer reanimación cardiorespiratoria avanzada, puede ser el primero en atender una urgencia cardiaca.