Los camareros de los chiringuitos de Castelldefels no solo ponen cervezas y tapas, también están preparados para salvar vidas. Cuando salió la concesión, uno de los requisitos era tener un desfibrilador, un plus que hace que los turistas que veranean en esta playa se sientan más seguros. 

Aunque cualquiera podría usarlos, todos los trabajadores han recibido un curso de formación para actuar con rapidez en caso de parada cardíaca. Pero no sólo las playas de España empiezan a estar cardioprotegidas, cada vez más piscinas adquieren desfibriladores para la temporada estival.

Si todos los espacios de uso público tuvieran estos dispositivos podrían salvarse hasta 4.500 vidas al año. 

laSexta está pidiendo a todas las comunidades autónomas que se conviertan en espacios cardioprotegidos, si quieres apoyar nuestra campaña firma aquí.