Al entrar en vigor la nueva normativa, la comunidad de Madrid se suma a Constantes y Vitales, la campaña de laSexta que ya lleva recogidas más de 96.000 firmas para pedir a las Comunidades Autónomas a que desarrollen una normativa a favor de la cardioprotección que incluya la obligación de instalar desfibriladores en espacios públicos y la despenalización de su 
uso por personal no sanitario. 

El Proyecto Madrid Comunidad Cardioprotegida también supone la formación continuada a los madrileños por parte del SUMMA 112 para que sepan reaccionar ante una parada cardiorrespiratoria, realizar la reanimación cardiopulmonar y hacer extensible a toda la población el uso de estos desfibriladores.

Los espacios en los que se instalarán desfibriladores, tras la entrada en vigor del decreto, serán los grandes establecimientos comerciales y minoristas; aeropuertos, y estaciones de autobuses, ferrocarril, Metro y autobús, que tengan una elevada afluencia de personas. También los establecimientos públicos con un elevado aforo y determinados edificios de las administraciones públicas de grandes poblaciones y con un número alto de usuarios.

Asimismo, la Comunidad creará a través de la Consejería de Sanidad el Registro Madrileño de Desfibriladores Externos Automatizados, que permitirá a los servicios de emergencia conocer la ubicación exacta de cada uno de estos aparatos en todo el territorio.

Cada utilización del desfibrilador fuera del ámbito sanitario irá precedida del aviso y activación de los Servicios de Emergencias a través del teléfono 112, con el fin de activar de manera urgente la cadena de supervivencia.

Los Servicios de Emergencias 112 de la Comunidad registraron en 2015 más de 1.200 paradas cardiorrespiratorias en la región fuera del ámbito hospitalario, lo que pone de manifiesto la necesidad del uso de este tipo de dispositivos por parte de los madrileños.

Cada año fallecen 30.000 personas en España por paradas cardiorrespiratorias. La utilización de desfibriladores automáticos (DEA) o semiautomáticos (DESA) incrementan en un 70% las probabilidades de recuperarse tras un paro cardiaco.

La velocidad de actuación ante estos episodios repentinos es vital, los cinco primeros minutos son decisivos, por esto muchas veces para los servicios de Emergencias el tiempo juega en contra. Después de los 10 minutos, la tasa de supervivencia es nula, según un estudio American Heart Association.


Para lograr el objetivo de actuar cuanto antes, el desfibrilador debe llegar en los primeros 4 minutos. 
Se estima que en España hay 10.000 unidades, frente a las 100.000 de Francia o 80.000 de Alemania. Si al lado de cada extintor hubiera un desfibrilador y personas con conocimientos mínimos en reanimación, se estima que podrían salvarse más de 4.500 vidas al año.

La impulsada por laSexta, a través de Constantes y Vitales, tiene el propósito, por un lado, de impulsar cambios normativos que incentiven la instalación de desfibriladores en lugares públicos y, por otro, la sensibilización y divulgación sobre técnicas de reanimación cardiopulmonar y uso de desfibriladores.

La existencia de desfibriladores semiautomáticos para personal no sanitario en lugares públicos, así como la formación en las técnicas básicas de recuperación cardiopulmonar, conseguirían salvar a un elevado porcentaje de las personas que sufren un paro cardíaco.