Neurólogos estadounidenses del Massachusetts General Hospital encontraron pruebas que vinculan la pérdida de masa corporal con una progresión más rápida del párkinson, en su fase inicial, mientras que, por el contrario, el leve aumento de masa corporal en los pacientes frena el avance de la enfermedad.

En este estudio, liderado por el Departamento de Neurología del Massachusetts General Hospital (MGH), y que también ha contado con el apoyo de otros ocho centros de investigación de Estados Unidos, ha demostrado, por primera vez, la relación de la masa corporal con el párkinson.

Este descubrimiento se produjo en un ensayo clínico con pacientes que se sometieron a un tratamiento pionero basado en queratina, en las etapas iniciales de la enfermedad.
En el estudio, el 77 % de los participantes (1.282 pacientes) mantuvieron estable el IMC; el 9 % (158 pacientes) perdieron peso y el 14 % (233 pacientes) ganaron peso.

Así, los pacientes que perdieron peso mostraron un agravamiento de los síntomas tanto del sistema motor y, frente a esto, aquellos que ganaron peso son los que consiguieron ralentizar el avance del párkinson.

De todas formas, los neurólogos de Massachusetts piden prudencia, ya que la hipótesis se encuentra en la fase inicial y aún no se pueden introducir cambios en los tratamientos hospitalarios.